En España no
existen largos periodos sin fiestas. Incluso en los meses aparentemente vacíos
entre Navidad y Semana Santa, aparece el carnaval en España. Unos días en los
que con naturalidad, pero una sonrisa en los labios, uno se encuentra con
superhéroes, caballeros medievales, piratas, payasos o zombis mientras camina
por la calle.
El motivo
central del carnaval son los disfraces y las máscaras. El carnaval en España no
es como el de Venecia - estéticamente hermoso pero emocionalmente distante -,
ni excesivo y centrado en el baile como en Brasil. Es una fiesta amable en la
que participan personas de todas las edades y en las que incluso con pocos
recursos uno se lo pasa bien. Es un juego que permite adoptar una identidad y
un comportamiento distinto -más libre, quizás- que el resto del año. Los
españoles visten disfraces de acuerdo con sus recursos o su imaginación y salen
a la calle para celebrar durante el día y la noche unos días locos en los que
nada ni nadie es lo que parece y puedes ser lo que siempre has soñado.
El carnaval
en España tiene un origen muy antiguo en festividades romanas. Se extendió por
toda Europa durante la Edad Media. Su existencia se debe a Cuaresma, un periodo
del año en el que se imponía austeridad alimenticia y moral. Como manera de dar
salida a las pasiones y consumir la última carne en mucho tiempo, se toleraban
unos días de fiestas sin control en el que los roles sociales se alternaban y
se comía y bebía sin medida para compensar la rigurosa Cuaresma. A pesar de las
prohibiciones que las autoridades ordenaron en diversos momentos históricos, el
Carnaval ha sobrevivido más popular que nunca.
El carnaval
en España suele comenzar con un pregón: un discurso de inauguración pronunciado
a menudo por alguna celebridad local. A continuación, se celebra en las calles
con desfiles, concursos de disfraces, teatro callejero… durante varios días,
dependiendo de la ciudad. Tienen su culminación en el Martes de Carnaval, el
último día en el que se podía comer carne hasta Pascua. La fiesta termina el
Miércoles de Ceniza con el Entierro de la Sardina. En esta parodia de un
cortejo fúnebre, se hace un funeral por una sardina, símbolo del adiós a los
placeres y la tristeza por la llegada de la Cuaresma.
Existen
variaciones importantes en la manera de celebrar el Carnaval en España.
En el Norte,
el antroido o entroido en Galicia y el antroxu en
Asturias, se relacionan con ancestrales tradiciones paganas de origen celta.
Los peliqueiros y cigarróns gallegos son la versión moderna de
chamanes prehistóricos con máscaras de animales. En Asturias se comen frixuelos
(crêpes) y se celebra el día de las comadres, donde hay una inversión de
géneros y las mujeres toman el poder recordando la tradicional sociedad
matriarcal de la región.
En Cataluña
también es enormemente popular el Carnaval. En Solsona (a hora y media de
Barcelona) es muy conocida la penjada del ruc o colgada del burro, en la que se
cuelga un muñeco en forma de burro de una cuerda. Pero destaca especialmente el
de Vilanova i la Geltrú (a 50km. De Barcelona), uno de los pocos que sobrevivió
a las prohibiciones. Es especialmente espectacular, con tradiciones como la merengada
- una batalla de pasteles de merengue-, el moixo foguer - un hombre
emplumado -, el arrivo o llegada del Rey del Carnaval.
Ciudad
Rodrigo, a solo una hora de Salamanca, tiene una de las tradiciones más
originales de toda España. El Carnaval del Toro une el carnaval
con los encierros y el toreo. Cientos de personas corren delante de los toros
en esta curiosa fusión de fiestas. Los encierros a caballo, en los que jinetes
corren junto a los toros, es un elemento muy singular de este carnaval.
Pero quizás
donde el carnaval en España se vive con más intensidad es en el Sur y en las
Islas Canarias. Los principales son los de Cádiz, en Andalucía, y los de
Tenerife y Las Palmas en las islas canarias. Son los que más público atraen y
sus festivales son transmitidos por la televisión nacional.
Su apariencia
es similar al de los grandes carnavales de Brasil y el Caribe, ya que estas
ciudades eran puertos importantes en la ruta a América. La música es la
protagonista y el elemento más singular son los bandas musicales de aficionados
que compiten sobre escenarios o desfilan por las calles. Dos tipos de grupos de
aficionados son las comparsas y las chirigotas o murgas.
Las
comparsas interpretan música y bailes de influencia latinoamericana con
llamativas coreografías ensayadas. Las chirigotas o murgas cantan canciones a
cappela o con algún instrumento casero. Sus miembros crean sus propias
canciones satíricas basadas en un acontecimiento actual. Su carácter
irreverente está relacionado con la subversión social del carnaval medieval.
También se
celebran galas de elección de la Reina del Carnaval. Son similares a
concursos de belleza pero también se valoran la originalidad y la ejecución de
los trajes, obras maestras que pesan hasta 200 kilos y que han de apoyarse en
complejos armazones.
Así que,
¡ponte tu máscara y únete a la fiesta!
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