Hace varias semanas me llegó a mi correo electrónico una carta de la Vicedecana de prácticas de una universidad madrileña. El escrito nos encendió la sangre a algunas compañeras maestras del centro puesto que se nos daba a entender que nuestra capacidad como docentes no era suficiente para evaluar a los alumnos/profesores en prácticas:
Reitero mi petición a todos los profesores de que sean rigurosos y objetivos en la
evaluación, de manera que no todos los estudiantes pueden ser de sobresaliente y siempre se
les ayuda más con una evaluación objetiva.
Muchas gracias señora Vicedecana por recordarme cómo he de evaluar a mis profesores-alumnos de prácticas. Quizá usted sepa de buena mano (porque trabaja allí , en la UNIVERSIDAD) que la formación que nos dan a los profesores es insuficiente. Mucha adaptación al grado, mucho Plan Bolonia pero a la hora de la verdad la realidad que atañe a la carrera de Magisterio es la siguiente: Ustedes profesores de Universidad que no han visto un chiquillo en su vida nos dan miles de teorías sobre la educación, la pedagogía, la sociología, y tantas
ías que hacen que al terminar la carrera tengamos la cabeza repleta de conocimientos que una vez que llegamos al centro somos incapaces de transmitir.
Cuando estudié la carrera tendría quizá a los mejores especialistas en matemáticas, historia, literatura.... pero ellos fueron incapaces (a pesar de que su asignatura se llamaba X y su didáctica o Didáctica de la....) de enseñarme a enseñar. Y creo que ésta debía ser la motivación principales de los profesores que imparten docencia en la carrera de Magisterio.
En mis añitos de experiencia en la enseñanza pública siempre que la Universidad me ha enviado chic@s de prácticas los he acogido de buen agrado . Es cierto que las primeras veces tenía el sentimiento de que una persona externa al aula podría juzgar mi trabajo (comprendo que haya docentes que no quieran por este motivo contar con alumnos de prácticas). Sin embargo mi experiencia con estos profesionales es de unos chavales llenos de ilusión, con ganas de aprender . El enriquecimiento ha sido mutuo .
Discúlpeme señora Vicedecana pero estamos a final de curso y tengo que corregir exámenes, preparar mis clases (porque aunque hayamos terminado el temario, me sigo preparando las clases oiga). Además tengo que estudiar un poquito porque también sigo formándome (lo considero una obligación el seguir reciclándome cada día). Adiós y gracias por decirme cómo evaluar. No tendré en cuenta su carta porque tengo mi propio criterio.