LOS REYES CATÓLICOS
Fernando V
(1479 -1516)
(1479 -1516)
Fernando
V de Castilla y II de Aragón, también llamado el Católico,
nació el 10 de mayo de 1452 en Sos, Zaragoza. Hijo de Juan
II de Aragón y de Juana Enríquez, fue proclamado rey
de Sicilia (1468), rey de Aragón (1479-1516) y de Castilla (1474-1504).
Rey
prudente y sensato, aventajó a sus contemporáneos
en visión política. Se casó con Isabel de Castilla,
lo que provocó una guerra civil en Castilla entre los partidarios
de Isabel y los de Juana la Beltraneja. Acabada la contienda
en 1479, reinaron conjuntamente Isabel y Fernando, «los
Reyes Católicos», quienes conquistaron el último reducto
musulmán en la Península Ibérica con la toma de Granada en
1492.
Fernando
colaboró de una forma activa con Isabel en todos los asuntos
referentes a Castilla, además de los de Aragón y la política exterior.
Ambos trabajaron juntos para unificar sus dominios y fomentar su desarrollo. En
1476 organizaron la Santa Hermandad, una institución
que tenía su propia milicia, dedicada a proteger la población
rural de los bandoleros y guardar el orden en los despoblados. En 1480 crearon
la Inquisición, organismo cuyo origen se remonta
al siglo XI, para imponer la unidad religiosa
y reprimir cualquier disidencia.
Durante el reinado se restableció
la paz en el campo catalán y se promovió el desarrollo
de la economía castellana introduciendo los consulados y
los gremios. Fernando apoyó el programa religioso de la reina por medio
del espíritu de «cruzada» y el exclusivismo religioso; prueba
de ello es la conversión forzosa de los moriscos granadinos
y la expulsión de los judíos en 1492.
En 1492, Cristóbal Colón, un navegante
genovés con nuevas teorías geográficas, se presentó a
los Reyes Católicos, pidiéndoles apoyo económico para navegar hacia las Indias por
Occidente. Fernando e Isabel ayudaron a Colón en la empresa
que culminaría con el descubrimiento de un «Nuevo Mundo»
que permitió la expansión extraeuropea de la Corona española.
Al año siguiente, Fernando consiguió su primer logro diplomático,
al recuperar el Rosellón y la Cerdeña. Organizó la Liga
Santa en 1495 para oponerse al intento francés de ocupar
Nápoles. Fernando envió a Gonzalo de Córdoba
para negociar con el rey de Francia y ambos soberanos terminaron
repartiéndose el reino de Nápoles. Constituyeron una liga
con Milán, Génova y el papa Alejandro VI para combatir
a los franceses, a quienes vencieron en la batalla de Gaeta en 1504,
con lo que Nápoles quedó fuera del dominio de Francia.
La política matrimonial de los Reyes
Católicos permitió que Castilla se integrara en Europa,
aislando a Francia; en este contexto, tuvieron lugar los matrimonios de su hija
Isabel con Alfonso de Portugal y, tras su muerte, con Manuel
el Afortunado; de María de Aragón, con don Manuel
cuando éste enviudó; de Juan con Margarita de Austria,
hija del emperador Maximiliano I y María de Borgoña;,
de Juana con Felipe de Austria, también hijo del emperador; y
de Catalina con Enrique VIII de Inglaterra.
Cuando
la reina murió en 1504, dejó a Fernando la regencia
de Castilla, aunque el trono correspondía a la hija de ambos,
Juana; su marido, Felipe el Hermoso, reclamó la regencia que Fernando dio
en 1506.
Fernando, al enviudar,
se casó con Germana de Foix, de cuyo matrimonio nació
un hijo que murió prematuramente. Con la muerte en 1507 murió de su yerno Felipe,
Juana perdió la razón, por lo que Fernando tuvo que retomar
de nuevo la regencia.
Fernando envió una expedición
en 1509, organizada por el cardenal Jiménez de Cisneros, inquisidor general,
que conquistó Orán, Bujía y Trípoli. Un año después,
en 1510, la Santa Sede le concedió el reino de Nápoles
y en 1511 participó con el papa Julio II y Enrique VIII de
Inglaterra en la Liga Santa contra Francia. Después, en 1512,
conquistó el reino de Navarra y lo agregó al de Castilla.
Fernando
V murió el 23 de enero de 1516 en Madrigalejo (Cáceres), sustituyéndole en el Trono
su nieto Carlos, el futuro emperador.
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